Quizás alguna vez un médico te ha hecho la prueba del reflejo rotuliano: te da un golpecito debajo de la rótula, en la rodilla. Si no lo has hecho, pruébalo con cuidado y verás cómo se te mueve la pierna por mucho que tú quieras evitarlo. No dominas tu pierna porque se trata de un acto reflejo, involuntario, que es controlado por la médula espinal. La información viaja de la rodilla a la médula espinal, allí conecta con información motora (hacia los músculos que moverán la pierna).